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solerlopez

TiiPooS Dee PuuNTaaS.. _MaaRiiNaa_

Aunque clavar un clavo parezca un proceso muy sencillo en ocasiones podemos dejarnos el dedo en el intento, por lo que no está de más explicar el proceso. Es necesario sujetar el clavo con el índice y el pulgar o, si es muy pequeño, con unos alicates finos o bien clavarlo antes en el extremo de un cartón.

Normalmente es el peso del martillo el que hace el trabajo y no la fuerza del carpintero. Para empezar a clavar se agarra firmemente el mango del martillo por su mitad y más atrás cuando la punta esté algo metida. Al principio los golpes son suaves pero, una vez que el clavo agarra, se quita la mano que sostiene el clavo y se golpea fuerte hasta el final.

Los clavos se doblan casi siempre por no dar los golpes bien de plano sobre la cabeza. Clavar bien es más difícil de lo que parece y solo se aprende con la práctica. Hay que mirar siempre a la cabeza del clavo, nunca al martillo. Untando la punta en jabón o grasa los clavos se doblan menos. En caso de querer clavar muy cerca del borde de una pieza, es necesario agujerear previamente la madera para evitar rajas o astillamientos.

Si se desea que la cabeza del clavo no sobresalga de la superficie se la golpea con un botador, con cuidado de no rajar la madera, herramienta que nos evitará también las marcas del golpe fallido del martillo. Si esto sucede podemos utilizar una plancha sobre la madera, para hacer que sus fibras se eleven y el desperfecto se note menos, puede consultar cómo hacerlo en este artículo.

Si quiere puede clavarlo en el interior de la madera y tapar la cabeza del clavo con pasta de madera o una mezcla de serrín y cola.

Se procurará clavar siempre la pieza más delgada sobre la pieza más gruesa, para que la cabeza sujete a aquella. Para lograr una buena sujeción de las piezas hay varios procedimientos. Uno de ellos es elegir unas puntas más largas que el grueso de las maderas, para a continuación doblarlas por la parte inferior. Otra forma es clavando las puntas al sesgo, para lo cual tenemos que meter las puntas oblicuamente, de esta forma ofrecen mucha mayor resistencia al separarse por alabeo u otras tensiones de las maderas.

Si clavamos cerca de la testera de una tabla o un listón, hay que tener mucho cuidado para que no se raje. Una solución es dejar un sobrante que luego se sierra. También es peligroso colocar dos puntas en la misma línea de la fibra, pues la madera se puede rajar más fácilmente por ahí.

Para conseguir una mayor sujeción de dos piezas se puede conjugar clavado y encolado. El clavado suple en ocasiones el prensado de las piezas encoladas. Se recurre a los tirafondos cuando es imposible impedir que la excesiva tensión arranque los clavos.

1 comentario

rocio -

eiiiiiiiiiiiiiiii k na nenika ke tkmmmm y na ke ya lo sabs k aki pa toiko y na na ke la gente es mu falsa y si no le no lo digan a nostras eeeee pos na k tkmmmmm