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8.2- Qué es un torno y cuales son sus partes principales?

Esta versión está siendo actualizada. Se han corrigiendo errores de redacción y ortografía. Se corregirá en el futuro detalles del contenido, y se enriquecerá el documento con imágenes y enlaces a recursos. La siguiente nota introductoria es aun vigente.

Nota Introductoria


Estos ensayos son versiones que considero hoy como "en borrador" y desactualizadas pues no consideran la literatura de los últimos seis a ocho años. Me refiero tanto a la literatura sobre análisis específicos de materiales, como a novedades en la reconstrucción de la organización política de las sociedades prehispánicas -reconstrucciones que en muchos casos están relacionadas con nuevas aproximaciones al análisis espacial y cronológico de los artefactos y sus estilos. Sin duda, los recientes avances en la interpretación de la sociedad Mochica y el análisis de metales de la sociedad Sicán son el mejor ejemplo de este patrón (e implican deficiencias de lo que se pueda mencionar aquí sobre la sociedad Mochica y su formación política.)

Estos ensayos fueron preparados en 1987 como un guión para acompañar el catálogo de la importante colección recuperada por el Gobierno de Perú de manos de un traficante de los EE.UU.  Esta colección está bajo custodia del Banco Central de Reserva del Perú, quien expone muchas de estas piezas en su exposición permanente. Esta colección comprendía una inusual variedad de artefactos de cerámica, metal, textiles, mate y concha, que además tenía una muy alta incidencia de ejemplos únicos y particulares de la producción artesanal de casi todos los periodos prehistóricos andinos. Los códigos que se inician con P# se refieren a piezas de la colección. Serán remplazados en el futuro.
 

Introducción

Los metales como el oro, la plata, y el cobre son minerales con conjuntos químicos homogéneos y cristalinos sólidos que resultan de procesos geológicos. Cada metal tiene diferentes propiedades: maleabilidad, conductividad, ductilidad, densidad, opacidad, y dureza variable. Los metales se hallan en estado sólido (excepto el mercurio) y tienen una apariencia opaca, que cambia a lustrosa cuando se quiebra al extraerse. Los metales se convierten en un material maniobrable cuando son sometidos a altas temperaturas. Ello puede se logrado, por un lado, por la fricción del simple martillado, y por otro, al someterlo a la fundición con el uso de carbón y fuego. Este proceso de fundición permite asimismo separar las partículas de metal puro de otros elementos (roca) que componen el mineral extraído de la roca.

El uso y conocimiento de las propiedades de los metales se inicia durante el Periodo Formativo (ca. 1200 a.C.) con la fabricación de artefactos de oro. Se usó la técnica del martillado, la más simple en el repertorio de las tecnologías metalúrgicas que permite trabajar oro, un metal altamente maleable. Con esta técnica se inicia un rápido desarrollo de la tecnología metalúrgica en los Andes Centrales que culminará, en la era prehispánica, con los logros técnicos de los metalurgos Chimú e Inca. En el periodo Colonial la metalurgia de la plata alcanzará alta complejidad y técnica, pero ello no es tratado en este trabajo.

En el desarrollo de las técnicas metalúrgicas y el uso del metal en los Andes Centrales se ha podido establecer dos regiones que sobresalieron por sus innovaciones técnicas: la costa norte de los Andes Centrales en la región de Vicús y de Lambayeque), y la región del altiplano que comprende la cuenca del Titicaca, Noroeste argentino, y norte de Chile. Entre estas regiones existieron otros focos culturales que, sin embargo, demuestran menos continuidad local y rasgos foráneos, como la región de Ica.

Recursos minerales

En figura 1 se presenta el mapa de los Andes Centrales con la ubicación de recursos de los principales metales trabajados durante el periodo prehispánico (oro, cobre, plata, estaño, arsénico). Así mismo hemos ubicado en el las principales minas que posiblemente fueron explotadas en ese periodo. En la ubicación de minas antiguas se presentan dos problemas: las minas eran muchas veces muy estrechas y pequeñas haciendo difícil su ubicación, y la explotación hispánica de minas antiguas borró todo vestigio anterior. En el caso de las minas de Cerro Blanco (Lambayeque), su uso temprano ha sido corroborado par su asociación con una zona de fundición de metales (ver 3.7). En Atacama se halló un minero prehispánico petrificado en un socavón de mina cuprífera; son algunas evidencias de la explotación intensa de las minas del periodo prehispánico.

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Transformación del metal

E1 proceso de fundición y transformación de mineral ha sido reconstruido en el Cerro Huaringas en Batán Grande, Lambayeque (3.7). Este proceso se ..., después de la reconstrucción hipotética deducida de los datos arqueológicos. Las otras referencias se restringen a información etnohistórica con la mención de las "guairas", hornos cónicos con muchas aberturas, para fundir el mineral, cuyo uso se popularizó (y probablemente se inició) durante la colonia.

Aleaciones

Los aleaciones metálicas resultaron de la continua experimentación de las propiedades minerales. Es un técnica metalúrgica más compleja hecha con propósitos muy específicos. En e1 caso del cobre, este se mezcló con estaño en la zona sur para obtener el bronce, y con arsénico en la zona norte. Si bien el mineral de cobra contiene trazas de arsénico, logrando una "aleación" no intencional, en el caso de la fundición en Batan Grande, el arsénico fue añadido expresamente. Ambas aleaciones resultaron en bronce, un metal mas sólido, aunque hoy solo se usa la primera de ellas.

Las aleaciones también se hicieron pera variar el aspecto externo de los metales: el tumbaga, aleación de oro (±10%) y cobre podía adquirir una superficie dorada mediante el proceso de (1) dorado por eliminación (llamado también enriquecimiento superficial o también "mise en couleur") y el enchapado por sustitución electrolítica. Similares combinaciones de cobre y plata permitió las superficies plateadas. Otra propiedad que tenia el tumbaga era bajar el punto de fusión (de licuefacción) de ambos metales. Otros dos métodos son: el dorado al fuego (no se ha comprobado con certeza su uso en los Andes), donde una pieza, de cobre u otro metal, se bañaba en oro disuelto con mercurio y se calentaba luego al fuego eliminando el mercurio y dejando una fina capa uniforme de oro; y el enchapado que consistía en colocar finas láminas de oro sobre el objeto sin martillarlas o calentarla; es un método difícil de identificar.

El método de dorado por eliminación consistía en someter la lámina de tumbaga a un proceso de baños en ácidos amoniacales para lograra la oxidación del cobre. Se sumerge la lámina en un la solución y luego se martillea la lámina en el yunque generando la acumulación del oro y la plata en la superficie y el cobre oxidado se concentra en el núcleo de la pieza. Igual procedimiento se empleó para el plateado.

Este método por eliminación se usa a gran escala a partir de la culture Sicán/Lambayeque y luego en Chimú.

En el sitio de Loma Negra, en la zona de Vicús, las piezas de estilo Mochica usaron el dorado enchapado por sustitución electroquímica logrando que ambos metales, cobre en el núcleo y oro o plata en la superficie se adhieran perfectamente (ver 3.4).

Se han identificado, a parte de los dos tipos de bronce y el tumbaga y el cobra y plata, aleaciones de oro y plata, oro y platino, plata y estaño, cobre y plomo y otros. Estas aleaciones son identificables en un espectroscopio aunque en algunas piezas con superficie dorada con oxidación se puede deducir el uso de la aleación con cobre y de alguna técnica de dorado.
 

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Las técnicas de trabajo del metal

Describiremos las técnicas que ejecutan para dar forma al metal, decorarlo y unir sus partes para conseguir el objeto final.

Técnicas para la forma

El laminado es la técnica básica y más temprana en la orfebrería andina. La obtención de láminas de metal muy finas es el resultado del trabajo de martillado con un percutor, piedra o hueso según la etapa de la labor, sobre una piedra plana como yunque. No existen en las láminas, de hasta menos de un centésimo de milímetro de ancho, huellas del martillado, por lo que se piensa que algún instrumento se "mecía" sobre la lámina para concluir el martillado, dejando láminas muy regulares. La lámina fabricada era constantemente templada al fuego (o recalentada) para evitar que, se rajara con la presión del martillado. Recordemos que también se martilla la lámina de tumbaga que se dora por enriquecimiento; en este caso las huellas tampoco existen.

Con esta técnica, obteniendo una lámina con el grosor deseado, empezaba el trabajo de formación. La lámina se formaba con el recortado. El instrumento usado para cortar la pieza era importante para el borde: cuanto mas duro fuera el instrumento (cincel) mas regular resultaba el borde. El borde era, en piezas con lámina gruesa (1 mm.), martillado para lograr un borde recto y sin asperezas.

Dos técnicas explican la confección de las copas y los vasos. En un primer caso, el recopado es la técnica donde una sola lámina se amolda a un alma o a una pareja de moldes de madera con la decoración en relieve tallada, martillando las paredes para que la lamina se forme (i.e. P#3350; ver fig. ). Es una técnica usada exclusivamente con oro y plata, que por sus cualidades permiten un fácil amoldamiento. Para obtener una copa por otro método se usa el traslapado, que es la unión de los bordes de la misma lamina: se hacen pequeños cortes perpendiculares en los bordes y se introducen uno sobre otro, para soldar o unir al martillo (fig), resultando una unión poco perceptible. Mediante el encajado se introduce el fondo circular a presión, cuyos bordes tienen un doblez para encajar en el orificio inferior del vaso (fig. ).

Finalmente, la técnica de vaciado, con uso de moldes de cerámica (hechos a partir de un positivo de cerámica), permitía hacer en una sola pieza un objeto de metal. Formas mas simples como cinceles (puntas de cobre) y porras pueden haber sido hechas en un molde abierto.

Los cronistas (de Mesoamerica) se refieren a la técnica de la cera perdida, que explica la técnica de piezas mas complejas; en realidad, esta forma no deja restos tangibles pues los moldes deben ser quebrados para recuperar la pieza. Las piezas pueden ser huecas o no. Esta técnica compleja (fig. ) consistía (1) en preparar una mezcla de arcilla y carbón molido, creando la forma deseada, que se seca al sol. Luego, (2) se aplicaba una capa de cera sobre la pieza sobre la cual se graban los detalles decorativos; enseguida (3) se aplicaba otra capa de arcilla y carbón; (4) para sostener la pieza dentro del molde introducían unas espinas, dejando huecos en las pieza vaciada. Luego (5) se calentaba el molde para derretir la cera y dejar el espacio para introducir el metal fundido. Al enfriarse (6) se rompía el molde superior y luego se quebraba la pieza para sacar el interior; cada pieza era un objeto original. Otras piezas, que no son huecas, pueden ser hechas con mayor facilidad, siguiendo los principios de esta técnica. No se esta seguros de utilización de esta técnica en los Andes; sin embargo, algunos investigadores dicen que es la única forma de lograr los complejos detalles de ciertas piezas.
 

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Técnicas para la decoración

Las técnicas de decorar la superficie de la pieza son: el calado, el repujado, el embutido, el cincelado, el grabado, y la incrustación.

Una variante del recortado es el calado: consiste en cortar con cincel en el espacio interno de la lámina dejando "ventanas" que se adecuen a la decoración deseada.

El repujado consiste en trazar incisiones cóncavas con un buril de punta roma por ambos lados de la lamina, anverso y reverso.

El embutido es la técnica con la cual se da concavidad o convexidad a zonas de la lamina, golpeando con el percutor sobre un molde que puede reproducir en piedra o cerámica rasgos como la mascara: es el caso de las mascaras Vicús y Mochica.

El cincelado consiste en lograr crear dos planos decorativos a una lamina cincelando a ambos lados de la lamina, en placas.

Con el grabado se decora con incisiones finas la superficie con un buril (P#3410), instrumento de punta muy aguda y dura. Se llama satinado a una variante del grabado, que consiste en la decoración de líneas cuadriculadas fines en el fondo del diseño de la pieza.

Sólo durante el periodo Inca se uso la incrustación o el engastado de un metal en otro; se dejaban zonas en el molde que luego eran incrustadas con otro metal.

Técnicas para uniones

Las técnicas para unir partes de las piezas se dividen en uniones mecánicas y químicas (soldaduras).

A. Las técnicas de unión mecánicas se resumen en el engarzado ("cosido"), doblado, el remachado, la unión superpuesta y el engrapado; además del traslapado y encajado ya mencionados en la confección de vasos y copas.

El engarzado consiste en pasar una lámina muy estrecha y plana entre los agujeros calados en las dos piezas a ser unidas (nariz de P#3356). El doblado consiste en introducir una lengüeta, formada en la pieza a aplicar, en una ranura calada en la lámina; la lengüeta se dobla en el reverso. El remachado consiste en unir dos láminas con tachuelas que lucen son martilladas en el reverso (P# 3334).

El engrapado se logra con cables delgados, de corte usualmente rectangular, resultado del trefilado. El trefilado consiste en lograr un cable delgado de metal para hacer las grapas que sujetan adornos en una placa (P#3301), unir láminas de una pieza (P# 3354) o hacer decoración con alambres. No hay evidencias claras de que se haya dominado la filigrana para hacer diseños aplicados a piezas mayores (se llama falsa filigrana en la metalurgia de Colombia pues la decoración de los hilos está incluida en el molde de vaciado). Para usar estas grapas se necesita parejas de agujeros en las lámina a unir (ver las piezas P#3359—3361: están cubiertas de parejas de agujeros para los adornos-pendientes).

B. Las uniones químicas

La primera técnica de soldado es llamada soldado por sudado (welding) o "autógena", consiste en la fusión de dos o más pedazos de metal aplicando calor a los puntos de unión, sin uso de otro elemento para unir las láminas.

La segunda técnica, la soldadura (soldering), implica el uso de una tercera sustancia para unir las partes de una pieza. Esta sustancia puede ser de un metal similar al de la pieza, otro metal o aleación metálica con punto de fusión bajo (que se funde a baja temperatura). Pueden ser usados también productos orgánicos como el método descrito por Root. Hay evidencias de sopletes que ayudaban a realizar la soldadura.

En la unión superpuesta o fraguada es el martilleo sobre las zonas a unir que genera la fusión al calentarse las partes. Un ejemplo de esta técnica es la unión de la lámina de plata y la lámina de oro de la nariguera Nasca (#3305).

Un método algo diferente a los descritos es el exudado: la unión de partes se hace dentro del molde, para no deformar el objeto por el calor.

El método descrito por Root fue identificado en la unión de las bolas de oro de orejeras y tocados de tumi de Sicán/Lambayeque; y en la unión de las semiesferas de collares Chimú. La unión se hacia con una mezcla de resina vegetal y sales de cobre en polvo aplicada a las superficies por soldar y sostenidas para secar. Luego era calentada lentamente hasta que la resina se derritiera y el polvo de cobre se convertía en cobre metálico. El cobre se combinaba con el oro para formar una aleación que une a los bordes que en estado frío era resistente y fuerte. Como era sólo una pequeña cantidad de cobre frente a una mayor proporción de oro el color y la composición de la soldadura eran dorados. Analizó cuentas esféricas de Mochica; algunas estaban bien unidas, otras tenían la soldadura ennegrecida como si no hubieran sido calentados lo suficiente como para reducir el oxido de cobre.

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Contextos arqueológicos del metal y su significado cultural

La confección de objetos de metal no se limita sólo a artículos suntuarios. Su uso en herramientas de uso cotidiano (por ejemplo, la taclla para la agricultura, hachas, y cuchillos) era también un rubro importante de la producción. Sabemos esto porque en los diferentes tipos de tumbas se ha documentado una variación en el conjunto de objetos que corresponde, sin duda, al rango social (ocurre igual con las demás ofrendas).

Los metales son elementos constantes en los entierros de algunas culturas, y lo son también en los lugares del cuerpo donde se colocan. De los entierros de la cultura Mochica, se ha concluido que distintas piezas se colocan en ciertas partes del cuerpo: discos de cobre sobre la cara, discos o tubos de cobre en la boca; tubos, láminas rectangulares o agujas de cobre en los codos, rodillas y manos; placas rectangulares en los pies.

En entierros más importantes, como los de Batan Grande, donde se saqueo muchas piezas de oro, un detalle de las máscaras, sobretodo, llamo la atención de los investigadores (ver ..); el cobre dorado o el oro puro de la máscara era tapado por una profusa decoración pintada, adornos de metal y plumas.

Se piensa también que a partir del periodo Sicán/Lambayeque el cobre en forma de "naipes" pudo haber adquirido un valor de cambio en transacciones con la zona norte del Guayas).

La importancia del metal se vio también incrementada durante el periodo Inca donde la leyenda contaba que los tres estratos de población existentes: Collana, Payan y Cayao, de arriba a abajo, estaban asociados al oro, la plata y el cobre, respectivamente.
 

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Los orígenes de la metalurgia

Antes del descubrimiento de un entierro con fragmentos de metal en el sitio de Muyu Moqo, Andahuaylas, fechado en 1500 a.C., y con cerámica, se pensaba que el primer uso del metal lo hicieron pobladores del Periodo Formativo de la costa norte. En este entierro se encontró nueve escamas de oro, finamente martilladas, con cuentas de lápislazuli entre las manos del difunto. En la boca tenía una cuenta de mayor tamaño con una lámina de oro doblada en la perforación de la cuenta. Los fragmentos son realmente pequeños (5 mm.) y la lámina tenía 41 mm. de largo; los instrumentos encontrados, tres martillos cilíndricos de piedra y un yunque, en unos tazones de piedra probaron que existió el trabajo de martillado del oro y quizás el templado para evitar rajar la lámina. Lo más interesante es notar que los tres martillos no eran de dureza similar: de basalto, de arenisca y de una especie de tiza: cada uno serviría para diferentes etapas del martillado.


La metalurgia del Periodo Formativo

E1 oro fue el meta1 que se uso en gran escala en periodos tempranos debido a su maleabilidad. Su estructura química pudo ser modificada por el tratamiento del martillado. Petersen menciona que el oro nativo es maleable y se presta para que se unan granos y pepitas de oro para formar láminas de gran tamaño. Debió ser necesario templar la lámina constantemente para evitar que se quiebre.

Existen en la C X piezas de este periodo de la costa sur (región de Ica) (P#3290 a 3296). En estas piezas se martillea el oro para lograr una lámina fina, esta se recorta para darle la forma deseada, con calado en algunos casos, y luego hay un repujado para crear los ojos y rasgos de peces y serpientes.

Las piezas del Formativo más conocidas provienen de la zona de Lambayeque del sitio de Chongoyape. Los objetos del sitio incluían coronas, láminas circulares, anillos, collares, narigueras, agujas y pinzas. Todas son de oro laminado, excepto dos de ellas que combinan el oro y la plata. La decoración se

hizo con embutido, repujado, incisiones y calado. En el caso de los collares S. Lothrop menciona también que aparecen cuentas o figurillas huecas, con partes soldadas por sudado.

De la misma región, se conoce también un grupo de 7 jaguares de oro que provienen del saqueo de entierros. Sin embargo, se duda de su filiación Formativa o del periodo Mochica pues estilísticamente son relacionados a piezas de ambos periodos; pero los datos de su tecnología los relaciones con piezas Mochica. Se trata de doce piezas modeladas de oro laminado (martillado), de dos partes soldadas y, formando una figura hueca. La fusión de las partes se ejecutó colocando cerca a los bordes de las láminas a soldar una franja de oro, que calentada a baja temperatura (una variante del sudado según H. Lechtmann), pudiera unir, irregularmente, las dos láminas. Existen paralelos técnicos de esta unión metalúrgica en el valle de Moche y en Vicús (Mochica I).
 

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La metalurgia de la región de Vicús y la metalurgia Mochica

La riqueza del desarrollo de la técnica y estilo de metales fue de excepcional ímpetu en la región de Vicús. Las piezas de meta1 no están exentas del problema cronológico que muestra la cerámica: la relación entre el estilo Vicús local y piezas de estilo Mochica I y II. Además el metal carece de una división estilística definida. Sin duda la falta de contextos intactos con metales han impedido un esclarecimiento del problema.

Podemos asumir hipotéticamente la interpretación de la cerámica, es decir que el estilo Vicús local y el estilo Mochica son coetáneos. Es importante anotar que en el cementerio de Loma Negra predominan las piezas de estilo Mochica; la procedencia de estilos podría estar agrupada en ciertos cementerios, indicando una diferenciación de poblaciones Vicús y Mochica. A partir del descubrimiento de la tumba de Sipán, donde el metal tiene rasgos muy similares a los de Vicús, es posible que la secuencia cerámica no sea tal en el metal; existiría en la metalurgia Mochica una continuidad estilística.

Las únicas piezas que pueden ser realmente Vicús local, por su estilo, son las piezas P#3374 y P#3377. Además existen también entre las piezas Mochica y Vicús algunas diferencias de técnicas como por ejemplo en el dorado del cobre.

En la región de Piura se encuentran tres sitios que muestran piezas de metal de alta calidad: la zona de Cerro Vicús; la zona de Loma Negra, a unos 10 Km. de Vicús, y la zona de Frías.

Un caso excepcional en la metalurgia de la región lo constituye las piezas de Frías, en las que destaca la Venus de Frías, una pequeña estatuilla de placas de oro soldadas con ojos de platino. Son piezas del estilo Tumaco-La Tolita, de la zona norteña en la región del Alto Piura. Es una prueba aislada para interpretar contactos entre ambas regiones.

Las únicas piezas cuyo origen se conoce provienen de Loma Negra y han sido afiliadas al estilo Mochica: sus piezas han sido publicadas y muchas de ellas sometidas a un análisis metalúrgico minucioso.

En este grupo Vicús-Mochica existen varias innovaciones que se realizan en la técnica de las aleaciones metálicas. No se sabe de que manera esta tradición pudo estar ligada a las técnicas o estilo de la cultura Gallinazo, del valle de Virú, que continua perfeccionando las técnicas del Formativo: se trabaja el cobre y quizás aparece la primera aleación de tumbaga, con técnicas de dorado y plateado. Después del Formativo se desarrolla la cultura Salinar, del valle de Moche, que tiene poco uso del metal, con las técnicas ya conocidas en la región.

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